Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1734
Legislatura: 1902-1903 (Cortes de 1901 a 1903)
Sesión: 24 de noviembre de 1902
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 55, 1421
Tema: Aclaración de Sagasta al Sr. Navarro Reverter en lo referente a la crisis ministerial

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Ha anunciado el Sr. Navarro Reverter el espectáculo de esta tarde, que consiste en el discurso que acaba de pronunciar S. S., en el que ha de pronunciar el Sr. Canalejas, a quien veo con grandísima pena en este sitio, pareciendo natural que no se le haga esperar, dado el sacrificio inmenso que está realizando, y en el discurso que ha de pronunciar, por último, el Sr. Silvela. Claro está que yo tendré que hacerme cargo de todas las indicaciones que hagan estos Sres. Diputados; pero a fin de no molestar tantas veces a la Cámara, desearía que el Sr. Navarro Reverter me permitiese aplazar la contestación a su discurso para cuando conteste a los Sres. Canalejas y Silvela. (El Sr. Navarro Reverter: Con mucho gusto.) Es mejor para todos y mejor también para mí; pero, sobre todo, me parece que debemos, si esto fuera sacrificio, que realmente no lo es, debemos hacerlo todos, para no hacer esperar más al Sr. Canalejas.

Yo, sin embargo, me apresuro a decir al Sr. Navarro Reverter que S. S. está equivocado. Yo no he llamado perturbadora a la fracción a que S. S. pertenece, así como tampoco he dicho que esa fracción se deje llevar más por los intereses personales que por los intereses generales del país. No, nada de esto; hubiera sido injusto si lo hubiera dicho.

Lo que si he dicho, y eso lo repito, es que las fracciones sueltas, que los grupos sueltos, que no tienen relación alguna con los grandes partidos, son, sin quererlo, muy a propósito para la negación, pero muy poco eficaces para la afirmación, y que eso, naturalmente, trae una perturbación en la marcha de la política del país. Pero eso no es llamar perturbadores a los señores que militan bajo la jefatura del Sr. Duque de Tetuán, y mucho menos el Sr. Navarro Reverter. Tampoco he dicho que SS. SS. se dejen guiar más por los intereses personales que por los intereses del país. No; hice la declaración completamente contraria. Lo que yo dije fue, que tratándose de hacer una concentración liberal, tratándose de formar un Ministerio de atracción liberal, yo no era la persona más a propósito, porque aquellas con quienes había que entenderse para realizar eso eran precisamente las que me habían atacado más rudamente, y claro está que no se habían de avenir con gusto a gobernar a mi lado, y mucho menos a gobernar bajo mi presidencia. Esto es natural, y no se le ha podido ocurrir a nadie más que al Sr. Navarro Reverter que esto signifique que yo atribuya a esa fracción la mala idea de encariñarse más con las personas que con los intereses generales del país, y que se deje llevar más por egoísmos personales que por la salvación de esos intereses.

Quedan desvanecidos estos dos errores de S. S. a las observaciones que S. S. ha hecho, contestaré cuando conteste a los demás Sres. Diputados que van a seguir en el uso de la palabra; pero bueno será también que yo le diga a S. S., que pone a cargo de este Ministerio y a cargo del partido liberal cosas que pertenecen a todos los Ministerios y a todos los partidos porque la administración de justicia y la reorganización del ejército y de la armada no pertenecen sólo al partido liberal; son de todos los partidos que hemos gobernado. Si esta organización no ha llegado a la perfección que S. S. desea y que todos deseamos, no será sólo la culpa del partido liberal, lo será de todos los partidos, o por mejor decir, no es tampoco culpa de ningún partido; lo es de las desdichas por que ha pasado este país. En fin, no quiero entrar en este debate, que me llevaría más lejos de lo que me propongo; sólo diré a S. S. que por mucho que S. S. me excite a seguir el ejemplo y el camino de Gladstone, no lo desea tanto como lo deseo yo, porque ya comprenderá S. S. que después de mi larga vida política no quedan en este sitio para mí más que amarguras; ya no queda para mí nada de lo que puede quedar para que los que ocupen este sitio en otras condiciones y en otra edad. ((Muy bien, en la mayoría)

Pero yo me pertenezco a mi país, yo pertenezco a mi partido porque después de las pruebas de confianza, que no sólo mi partido, sino mi país, me han dado, yo no tengo derecho a retirarme cuando me plazca y me convenga, sino cuando mi retirada no pueda ser dañosa para el país, ni siquiera para mi partido (Aprobación, en la mayoría); y hoy por hoy, entiendo yo que mi retirada por lo menos, por lo menos, hace daño a mi partido (Muy bien, en la mayoría.- Una voz: Y al país), y lo menos que yo podré hacer es no procurar daño ninguno a un partido, al cual debo tanta lealtad, tanta adhesión y tanto cariño, lo mismo en los momentos adversos, que en los prósperos de mi vida política. Por eso, esté tranquilo el Sr. Navarro Reverter, que apenas pueda yo dejar este puesto sin detrimento para mi partido ni para mi país, no necesitará S. S. ni nadie advertírmelo, que yo mucho más que S. S. y más que nadie lo deseo.

No tengo más que decir. (Aplausos en la mayoría.)



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